octubre 26, 2006

Una elección fácil

Con la locuacidad propia del más habilidoso vendedor de tiempo compartido, quien sabe explotar los sueños y las preocupaciones íntimas de sus clientes, el Actual se monto en el poder. Los gigantescos ingresos de un mercado petrolero favorable, así como un sin número de estupideces de sus contrincantes, lo atornillaron. La fuerte dependencia sentimental que logro fomentar en uno de cada ocho venezolanos; y el renombre internacional que obtuvo asumiendo el rol de campeón en esas causas perdidas que por débiles o nostálgicas consiguen las simpatías del público, o satisfaciendo el imaginario enfrentando un malvado rival, son sus actuales símbolos de poder. No hay duda que el Actual, quien busca repetir al infinito, es un candidato formidable. No obstante, el 3 de Diciembre, perderá.

Durante casi ocho años el Actual decidió, el solito, que hacer con todos los recursos del estado, repartiéndolos como le daba la gana y divirtiéndose un mundo por el mundo con sus antojos, mientras que el resto del país tuvo que lidiar, por si sola, con el tsunami de criminalidad que incito el discurso de odios, o con las tantas aleatoriedades de los secuaces. La oferta electoral del Actual, ante la realidad que los sueños y las preocupaciones siguen igual o peor, es demasiado pobre, ya que solo consiste en asegurarnos que al fin ha logrado calentar el brazo para seguir lanzándonos sus wild pitch, esta vez con el amor de un solo partido.

En cambio el Próximo nos presenta una sencilla pero poderosa oferta, que incluye dedicarse él mismo de lleno a solucionar el problema de la inseguridad; dejar espacio para las diversas opiniones; que la transición será digna y pacífica y ante nada, la parte que a mí más me entusiasma, “La Negra”, ésa con la cual el mismo pueblo podrá comenzar decidir que hacer con lo que la providencia le lego.

Durante toda nuestra historia petrolera le hemos entregado los ingresos producto de la liquidación de nuestro petróleo directamente a nuestros gobernantes, tal cual quien sabiéndose una victima en potencia le entrega el revólver a quien mejor le vende sus ganas de atracarlo. Hoy como el Próximo nos trae la opción de por lo menos dejarnos una de las cinco balas del revólver, todos debemos agarrarle ese dedo, para luego buscar arrancarle el brazo. Si en cada elección que viene conseguimos que nos dejen una bala más, al final, Dios mediante, ya no nos podrán atracar más. Por todo eso estoy seguro que la elección es fácil y que el Próximo será el próximo.

octubre 22, 2006

¡Ojalá todos fuésemos parásitos!

Hay mucha habladera en el Noticiero Digital y otros sitios sobre parásitos y francamente lo único que se me ocurre es un ¡ojalá todos fuésemos parásitos!, por cuanto de esa manera por lo menos todos los venezolanos tendríamos iguales posibilidades de energizarnos chupando al petróleo, sin la necesidad de chupar medias. Tal como están las cosas son muy pocos (quizás uno solo) que como parásitos tienen acceso a la chequera petrolera. Todos los demás (quizás todos menos uno) solo somos, a lo sumo, unos súbditos de parásitos, por lo que elevar a todos los venezolanos a la categoría de parásitos podría de repente significar un gran avance.

octubre 19, 2006

Sabiondos o Sensatos

Cuando los precios del petróleo están altos, a un país exportador de petróleo le resulta difícil beneficiarse de los acuerdos comerciales tradicionales por cuanto el valor relativo de su moneda también estará alto, lo que naturalmente le cierra espacios para la exportación de los productos y servicios de menor valor agregado. En tal sentido, para convivir con la maldición-bendición petrolera, podemos decir que en materia de exportaciones no le alcanza con saltar alto, sino que necesita de una garrocha de creatividad. De igual manera, con respecto a las importaciones, debe buscar evitar que la palanca que representan los ingresos petroleros se quiebre por un dispendioso nuevo-riquísimo.

Lo anterior obliga al Estado a actuar con mucha inteligencia en la economía, pero si su intervención termina siendo destructiva o constructiva, dependerá ante nada de si el gobierno se encuentra en manos de unos sabiondos sabelotodos o en las de unos sensatos facilitadores. Las diferencias pueden ser dramáticas.

Un sabiondo tiene la tendencia de hacerlo todo él, en nombre del Estado, mientras que un sensato buscará siempre colocar al Estado a la orden de la ciudadanía, para proveerles de una base analítica, los recursos y las infraestructuras necesarias para que ella misma lleve a cabo sus propios planes.

Un sabiondo tiene la tendencia de no darse cuenta de lo que el pueblo demanda, ya que como de todas formas decide, les ofrecerá las hierbitas que prefieren los brujos que a él le gustan, mientras que un sensato se coloca al servicio de los gustos de la ciudadanía, buscando ingeniárselas para ayudarla a conseguir lo que ella desea.

Un sabiondo tiene la tendencia de conservar para sí todo el poder decisivo, mientras que un sensato prefiere entregar parte del poder directamente al ciudadano, por ejemplo, vía una “La Negra”.

¿Significa esto que el sensato no debe inmiscuirse para nada en lo que producen o consumen los ciudadanos? ¿Y si el producto o el consumo es una droga, también debe facilitarla? Por supuesto que no. El gobernante sensato siempre conserva el derecho y el deber de ejercer su liderazgo para convencer a la ciudadanía sobre lo que él considera es el mejor rumbo, tal como la ciudadanía, vía un Congreso legítimo, siempre debería conservar el derecho de frenar al gobernante sabiondo.

En otras palabras, el 3 de Diciembre, elegiremos o a un sabiondo, que espera que nosotros le seamos serviles, o a un sensato, que quiere ser nuestro servidor

octubre 12, 2006

“La Negra”, pica y se extiende

Existe algo que se conoce como la Iniciativa de Transparencia para la Industria Extractiva (EITI por sus siglas en inglés). Es una coalición de gobiernos, sociedad civil, empresas y organizaciones como el Banco Mundial, que promueve la transparencia y la rendición de cuentas respecto de los ingresos provenientes de la explotación de los recursos naturales, todo con el propósito de ayudar al desarrollo sostenible y a la reducción de la pobreza. Este mes, en Noruega, EITI sostendrá su tercera plenaria y ya hay como 20 países que apoyan e implementan sus programas. En nuestro continente están afiliados Trinidad y Tobago, Perú y Bolivia.

Las razones por las cuales los ingresos del petróleo y otros similares con frecuencia no logran traducirse en beneficios para sus países, “la maldición de recursos”, son muchas, pero una de ellas es obviamente el que los ciudadanos nunca están debidamente informados, sospechamos que adrede. Por ejemplo hoy, en pleno Siglo XXI, con todas las tecnologías de información a nuestra disposición, cuando podríamos y deberíamos conocer a instante todos los resultados de “nuestra” industria petrolera, la información que se nos entrega es tan pobre que da vergüenza. Como ningún gobierno tiene derecho de exigirnos actos de fe sobre el estado real de nuestra industria petrolera, los principios que defiende EITI son de interés vital para nosotros.

Pues resulta entonces que “La Negra” propuesta por Manuel Rosales, aparte de que por fin alguien demuestra tener confianza en el venezolano a pie; que por fin se le da un sentido concreto a lo de la democracia participativa; que por fin se comienza a reducir esa concentración de recursos en las pocas manos del gobierno que tanto mal nos ha causado; también nos sorprende muy gratamente aceptando el espíritu de EITI, por cuanto una promesa de entregar el 20% del ingreso neto del petróleo, por necesidad implica ser muy transparente con respecto a cual es el 100% de ese ingreso.

Hay quienes andan acusando “La Negra” de ser populista. Por Dios, si populismo es creer en la capacidad de nuestros compatriotas, pues que viva el populismo. Lo que si rogamos es que “La Negra” sea bien popular y que genere los votos que se merece, para que nos ayude desterrar por siempre ese argumento de que los “venezolanos solo se lo beberían en ron” que tanto han usado nuestros gobernantes, para bebérselos ellos en champaña.