noviembre 16, 2006

Democracia Siglo XXI

No hemos logrado asegurar cuan cierto puede ser, que el comando de Manuel Rosales esté analizando el convocar a un referendo para disminuir la edad de votar de 18 a 16 años y al mismo tiempo otorgar el derecho a voto a todos los menores de 16 años, para que éste sea ejercido por su madre o, en su ausencia, por su padre, abuela, hermana o hermano mayor de 16. No obstante, de lograr implementar tales reformas constitucionales junto al programa de “La Negra”, estamos seguros que Venezuela se colocaría a la vanguardia de las democracias del siglo XXI.
Cada vez que vemos por televisión a una madre pobre contándonos desesperada como ha sido defraudada por enésima vez por los políticos, es evidencia de que su voz y voto no cuentan para mucho. Si esa madre, en lugar de hablar por sí sola, hablase en nombre de los votos de sus hijos, su voz tendría mas poder.
Siendo los jóvenes los que más tiempo habrán de agradecer o padecer lo que hagan o no hagan los gobiernos, la verdad es que ellos, por principio, no solamente deberían tener voto, sino quizás hasta más votos que los adultos. En algunos países, especialmente aquéllos que demográficamente se encuentran en vías de convertirse en unas dictaduras de viejos, la falta de representación de la juventud puede tener serias consecuencias.
En el mundo vemos como cada día reina más el interés en el corto-plazo y ya, por ejemplo, hasta oímos hablar de una contabilidad en tiempo real, mientras que los problemas, que se perciben como a más largo plazo, tales como la protección del ambiente, se acumulan como monte por doquier. El asignar representatividad a los intereses de un recién nacido, puede ser la manera mas efectiva para recordarle a los electores que también existen a quienes les interesa lo que pueda pasar de aquí a ochenta años.
Por cuanto la democracia es ante nada un sistema que busca igualar las oportunidades, en un país petrolero, como el nuestro, necesariamente debe venir acompañada de una “La Negra”. En Venezuela, hemos podido comprobar, durante más de cien años, que resulta imposible construir una verdadera democracia montados sobre un sistema, donde las riquezas petroleras le llegan directamente a la tesorería del Estado. Es por ello que necesitamos repartir primero los ingresos del petróleo entre todos los ciudadanos, para luego votar sobre cuanto impuesto nos van a cobrar, aprobarles en qué van a usar tales impuestos y saber quiénes serán los responsables de su uso correcto.
Por cierto, y para que se den cuenta de la importancia del concepto de “La Negra”, ya en algunos “think tanks” de Washington se analiza la posibilidad de copiarse la idea para llevarla a Irak. Si cada ciudadano de Irak, independientemente de que sea sunita, chiíta o kurdo, recibiese unos miles de dólares, en efectivo, al año por su petróleo se estaría construyendo un ejército de mercenarios por la paz.

noviembre 03, 2006

No los conozco, ni los quiero conocer

Con casi 100 artículos publicados sobre el petróleo venezolano sin jamás haber cobrado ni un solo céntimo por ello o por algo que tenga que ver con petróleo, ni de PDVSA, ni del Ministerio de Energía de Minas, ni de cualquier otra fuente nacional o internacional, creo poder evidenciar un interés en nuestra industria petrolera que en sinceridad supera toda la que puedan colocar sobre la mesa un Rafael Ramírez o un Hugo Chávez.

Al no tener otro interés que el de un venezolano preocupado por la principal fuente de ingresos de su país, en ocasiones asumí una posición crítica con relación a algunos asuntos puntuales de la políticas de la “vieja” PDVSA y, como consecuencia de ello, hubo momentos en que quienes los de la secta que se denomina bolivariana, entre ellos un Rafael Ramírez y un Hugo Chávez, puedan haber compartido uno que otra de mis opiniones.

Pues bien, en estos momentos, después de escuchar la intervención que hizo ese Rafael Ramírez ante todo el personal gerencial de PDVSA y que ha llenado los venezolanos con un sentimiento de asco y profunda tristeza, necesito, sin que ello signifique retractarme de una sola de mis opiniones, dejar absolutamente claro que cualesquiera coincidencias que esos tipos o alguien de su secta puedan haber tenido con mis opiniones, son totalmente fortuitas y ajenas a mi responsabilidad

Lo anterior lo puedo comprobar no solo con mis artículos muy críticos sobre la actual “secta de PDVSA” sino con el hecho de que sigo manteniéndome completamente libre de cualquier relación profesional con el petróleo y PDVSA, que no sea aquella que todos los venezolanos compartimos, la de ser unos accionistas ignorados. Si algún interés con relación al petróleo les debo confesar, es el de algún día formar parte de la oficina de un Ombudsman Petrolero, que se dedica a vigilar, en nombre de la sociedad, todo lo que la PDVSA y el gobierno de turno se traigan entre manos.

noviembre 02, 2006

¡La abstención no supo cobrar!

El 167 a 0 del Congreso el Diciembre pasado es una de las facturas abstencionistas por cobrar más claras que se haya visto en el mundo y no la han cobrado.

El que exista una explicación de ese 167 a 0, el retiro de la oposición, no tiene nada que ver con la legitimidad del 167 – 0.

No es legitimo que un estudiante de matemática que no sepa absolutamente nada de matemática saque 20 puntos y pase la materia sólo por cuanto ningún otro estudiante se presento en el examen y las calificaciones se hicieron de acuerdo a una curva normalizada.

Por lo tanto, si con el 167-0 la abstención no fue capaz de cobrar, no creo que logren cobrar una abstención en unas elecciones presidenciales, cuando además la presencia de esa misma abstención reduce las necesidades de manipular los resultados.

Por lo anteior y por cuanto se que el dividendo para Venezuela de una transición pacífica es inmensamente superior al que se pueda obtener por cualquier otra vía de transición y que las probabilidades de cualquier otra vía de transición no son disminuidas por el hecho de votar yo, como venezolano, le jugare todo lo que tengo al voto, una y otra vez, y el 3D consideraré a todo abstencionista un oficialista.

Eso si espero que hagamos todo lo posible para cobrar la factura de nuestra masiva presencia el 3D, así sea vestidos todos de pingüinos.

Hasta el último centavo

Encabezaba yo una delegación en Tanzania, que por lo menos se creía importante, cuando nos sentaron alrededor de unas modestas mesas para oír un reporte sobre el uso de una donación que por 7.614.873.60 TZS (aproximadamente 8.000 dólares) se le había entregado a un colegio muy humilde para su total refacción. El Maestro Principal, durante unos diez minutos que se nos hacían inmensamente largos por la letanía de las cifras, nos explico con lujo de detalles como se uso el dinero, hasta el último centavo. Le dimos las gracias y nos fuimos. 
Al rato, reflexionando sobre lo que habíamos presenciado, me percate que mas que una rendición de cuentas, el acto representaba un importante recordatorio para todos nosotros sobre que a la hora de aceptar la responsabilidad por una gestión, esto siempre debe basarse en el principio del “hasta el último centavo” y no puede, como es tan frecuente, redondearse a la ligera “hasta el último billón”. Lamenté mucho no haberle agradecido más efusivamente al Maestro Principal su reporte. 
Digo todo esto por cuanto el programa de “La Negra” ofrecido por Manuel Rosales y que consiste en entregarle a las 2.500.000 familias más pobres una participación directa del 20% en los ingresos que obtenemos por la liquidación de nuestro petróleo, obligatoriamente crearía la necesidad de reportar hasta el último centavo del 100%, para así poder apartar el 20% prometido y entregarlos a aquellos para quienes, sin duda, hasta el último centavo cuenta.
Como tampoco se le puede permitir al Estado compensar los ingresos que entrega con La Negra con un mayor endeudamiento público, lo que podría llevarnos hasta donde la soga se revienta, el programa también implica la necesidad de crear una Entidad de Fiscalización Superior para que de manera autónoma, le reporte a la sociedad todo lo relativo a nuestro endeudamiento público, hasta el último centavo.
Igualmente, con 2.500.000 familias directamente interesados en los resultados de la actividad petrolera, también habrá contemplar crear lo que siempre he solicitado, una oficina del tipo Ombudsman petrolero para que, en nombre de la sociedad, vigile todo lo que PDVSA y el Ministerio de Energía se traigan entre manos y nos defienda, hasta el último centavo.
Hay quienes acusan el programa “La Negra” de ser populista pero la verdad es que de ejecutarse, correctamente, transformaría las realidades político-económicas de nuestro país produciendo una moderna democracia participativa, por lo que todos tenemos un interés en el atrevernos ahora y en el vigilarla después.