febrero 26, 2009

Somos la oposición

Y ahora resulta que lo que se conoce como oposición, a falta de algo mejor que hacer, se ocupa con dividirse entre quienes consideraron que los resultados del referéndum del 15 de febrero traían buenas noticias, por cuanto la diferencia entre quienes están con el cacique de turno y quienes no se redujo en dos años de tres a un millón de votos y quienes consideraron los resultados como una absoluta y clarísima derrota.

Como sin duda me ubico más cerca de lo que se conoce como la oposición pero como tampoco me gusta que me tengan pena ajena, de nuevo aclaro que la línea que separa la verdadera oposición, en la cual creo y a la cual pertenezco, del verdadero oficialismo, tiene muy poco que ver con quien será elegido el próximo cacique de turno.

El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes quieren entregarse y someterse a su cacique de turno predilecto mientras que la verdadera oposición está representada por quienes desean que el cacique de turno, quien quiera sea elegido, sea reducido de ser El Gran Hacendado a ser un simple servidor de los ciudadanos.

El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes prefieren que el Estado siga siendo el sembrador de las resultas petroleras mientras que la verdadera oposición está representada por quienes consideran que tras de casi 100 años de fallidos intentos ya es hora que sea el ciudadano quien tenga el derecho de aprender a sembrar su propia siembra.

El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes siguen vendiéndonos la idea que las resultas petroleras deben estar concentradas en manos del Estado, por el bien nuestro, mientras que la verdadera oposición está representada por quienes opinan que tal concentración sólo resulta en darle al Estado una excesiva capacidad para abusar y subyugar al ciudadano.

El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes creen que una Constitución se redacta con el fin de otorgarle poderes al Estado mientras que la verdadera oposición está representada por quienes saben que la única razón de una Constitución es la de limitar los poderes del Estado.

El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes le agradecen al Gran Hacendado la gasolina regalada mientras que la verdadera oposición sostiene que la gasolina no es del Gran Hacendado para regalar.

La verdadera oposición se encuentra temporalmente alineada con una pseudo-oposición sólo a cuenta de que el actual cacique de turno representa un obstáculo demasiado grande para lograr abrir un debate que les permita hacer una oposición de verdad. ¿Quién tiene tiempo para discutir el futuro cuando el presente tiene tan mal semblante?

La verdadera oposición sabe que a la larga se opone tanto a quienes buscan la permanencia, para siempre, del actual cacique de turno o quienes quieren imponernos, como siempre, otro cacique de la tribu de los quítatetú- paraponermeyo.

La verdadera oposición busca conversar con todos quienes aun cuando pertenezcan al actual oficialismo o a la actual pseudo-oposición quieren encontrar la manera de librar a nuestra querida Venezuela de ese Gran Hacendado al cual siempre debemos pedirle cacao aun a sabiendas que el cacao es nuestro.

La verdadera oposición sabe que actualmente tiene muy pocos votos pero eso le importa un bledo sabiéndose triunfador por el solo hecho de ir en la dirección correcta y que, como dicen, más importa el viaje que el destino.

febrero 19, 2009

Y ahora... ¡a rematar!

Los que se oponían a la reforma constitucional perdieron por haberse ocupado demasiado en discutir el referéndum en lugar de ganarlo. Si bien con eso el Presidente se ganó el desmerecido derecho de nuevo a lanzar su candidatura en el 2012, igualmente perdió la excusa perfecta para no presentarse a ser derrotado.

En las elecciones para Presidente de diciembre de 2006 y las que sin duda eran mucho más importantes que unas sólo relativas a la posibilidad de poder reelegir a los electos, el actual Presidente sacó 7.300.000 votos y el candidato de la oposición 4.300.000. Tres millones de votos de diferencia.

En el referéndum del domingo, aun cuando el Presidente imploró y lloró, el lado oficialista sólo sacó 6.300.000 votos mientras que la oposición obtenía 5.200.000 votos. La diferencia se redujo a poco más de un millón de votos. ¿Quién rayos se ve perdiendo en el 2012?

El Presidente, angustiado, buscó ocultar la realidad calificando los resultados como "Una contundente victoria de la revolución popular". ¡Qué bríos! En el mundo de las victorias electorales de las revoluciones populares el 53% no es nada. Por ejemplo, un Fidel Castro jamás ganaba sus elecciones con menos del "99%" del voto.

Y todo esto después de diez años disfrutando la madre de las bonanza de resultas petroleras. Y todo esto antes de tener que tomar medidas como devaluar al bolívar "fuerte" y aumentar el precio de la gasolina. Y todo esto antes que la inflación se le dispare a las nubes. Y todo esto antes que los que aspiran a su propio poder político se le vayan y tenga que quedarse él, solo solito, con sus entregados y sus chupadores.

No hay duda, el cacique de turno está metido en un tremendo lío. Lamentablemente, nosotros, la otra mitad del país, también.

¿Qué debe hacer la oposición? Desarrollar las banderas propias alrededor de las cuales pueda reunirse y pelear desde ya sin tener que esperar las próximas elecciones. ¿Porqué perder nuestro tiempo peleando las propuestas del cacique de turno cuando hay tantas propuestas mejores que hacer?

Primero, una enmienda constitucional que debe incluir: la doble vuelta electoral para no tener que desgastar al país en primarias inútiles; y para que el 80% de cada dólar recibido por la nación en resultas petroleras sea entregado directamente a los ciudadanos para que sean éstos los verdaderos responsables por la siembra del petróleo.

Segundo, para evitar que la dizque revolución, buscando salvar su pellejo, hipoteque nuestro país de manera salvaje con el mundo capitalista necesitamos aclararle a los acreedores internacionales que en un país donde la oposición tiene un 47%, una Asamblea elegida 100% entre los adictos al Presidente carece de la legitimidad necesaria para aprobar contratos de deuda internacional. ¿Porqué pedir un referéndum revocatorio para la Asamblea cuando es tan fácil convencerlos que ellos son los que más necesitan una elecciones parlamentarias ya?

Tercero, buscar conversar con cualesquiera del otro lado que quieran conversar, para así garantizar la paz y la unidad tan necesaria para después de la victoria. Lo que si no es aceptable es la prédica de quienes aun ganando nos dicen que no hay nada que hacer y que con ello inconscientemente, incondicionalmente, le brindan su apoyo a la dizque revolución.

El Universal
Noticiero Digital

febrero 12, 2009

El 16 de febrero

El cacique de turno necesita que gane el SI, no tanto para frenar la oposición como para frenar la desbandada de sus desencantados. Después de haber perdido credibilidad, liderando un gobierno corrupto e ineficiente y que desperdició la mayor bonanza de ingresos de nuestra historia, no le queda otra que amenazar a los "suyos" con el de quedarse para siempre.

En principio mientras un cacique mantenga el control sobre nuestras resultas petroleras, no deberíamos permitirle ser reelegido, ni siquiera una sola vez, sea quien sea, por cuanto para quienes genéticamente son adictos al poder tales recursos son drogas que provocan que a lo único que se dedique un cacique elegido es al ser reelegido.

No obstante, en circunstancias donde el cacique no tuviere cómo extralimitarse en su poder, lo lógico sería que una sociedad pudiese reelegirlo, vez tras vez, si eso quieren. Los poderes de un rey en Europa son tan limitados que pueden quedarse para siempre... sin causar mayores daños.

Si fuéremos unos civilizados y no unos primitivos, entre todos discutiríamos sobre cómo lograr la mejor manera de conciliar lo anterior y así plantear una reforma constitucional que en lugar de desunir al país pueda unirlo.

¿Dónde se ubica esa propuesta razonable? En algún lugar entre el restarle al cacique de turno los poderes con los cuales pueda abusar y el dificultar su reelección para así neutralizar sus abusos.

Una solución para el caso de no lograr quitarle al cacique los instrumentos de poder y de tortura ciudadana, sería exigir crecientes márgenes de triunfo a quien quiera ser reelecto. Por ejemplo, para ganar la primera elección se requeriría, como hoy, un solo voto más, pero para ser reelegido una segunda vez se exigiría un margen superior al 10% de los votantes; la tercera, un margen del 20%, etc. Ese sistema del tipo "handicap", podría compensar una buena parte de los casi garantizados abusos de poder.

El domingo 15 saldré a votar NO con entusiasmo y estoy seguro que la enmienda será rechazada. No obstante el lunes 16 no quisiera que amanezcamos esperando la próxima del pedigüeño, para de nuevo tener que rechazarla, sino reuniéndonos, todos, para buscar propuestas de enmienda que estén más alineadas con los intereses de los ciudadanos. ¿Acaso una Constitución no es para proteger a los ciudadanos de sus gobernantes?

Por ejemplo, el 16 de febrero discutamos el que los mismos ciudadanos venezolanos sean los sembradores de las resultas petroleras venezolanas, para así librarnos de los drogos de poder.

El Universal
Noticiero Digital

febrero 05, 2009

¿Nuestras elites?

En una discusión sobre cómo lograr buenos gobiernos se mencionó la importancia de estructurar los incentivos de manera tal que las elites se interesasen en tener un buen gobierno y de manera tal que neutralizase la natural oposición de las elites a la apertura y la inclusión.

Con respecto a lo primero considero que el interesarse por el buen gobierno de su país ya de por sí debería ser una condición inherente a las elites por lo que quienes se creen elites y no lo hacen serían solo simples usurpadores de la elite.

Con respecto a lo segundo y por cuanto el concepto de elite parece implicar algo de permanencia en el tiempo, de repente una excesiva apertura e inclusión pudiere resultar en una excesiva movilidad social que podría dificultar la configuración de una elite en un país.

No obstante lo que más me pasó por la mente fue lo siguiente: ¿Si existiese un índice mundial sobre las elites dónde ubicarían las elites del mundo a la elite venezolana? ¿Dónde, entre todas las elites del mundo, se ubicaría la elite venezolana a sí misma?

Yo estoy seguro que la ausencia de una contundente crítica de parte de quienes pudiesen considerarse la elite venezolana a los subsidios regresivos implícitos en la gasolina regalada y en nuestro sistema cambiario colocaría a la elite Venezuela entre las últimas.

Igualmente estoy seguro que muchos de quienes se considerarían a sí mismo formar parte de la elite venezolana colocarían a la elite venezolana entre las primeras, sólo a cuenta de sus marchas protestando un gobierno eminentemente malo.

La diferencia en la percepción debería llamar a la reflexión. Frecuentemente se oye decir que "el pueblo tiene el gobierno que se merece" ¡Mentira! El pueblo tiene el gobierno que se corresponde con la calidad de la elite del país.

Llevo tiempo argumentando que debemos entregar las resultas petroleras directamente a los ciudadanos para que sean ellos quienes aprendan sembrar y las siembren, pero, quienes se creen elite, casi siempre me responden que los venezolanos no son de confiar y que solo desperdiciarán tales recursos. Como yo confío más en los ciudadanos venezolanos como ciudadanos, que en las elites venezolanas como elites, de repente son nuestras elites las que más necesitarían de la descentralización de las resultas petroleras para aprender.

El Universal
Noticiero Digital