enero 14, 2010

Cayéndose

Alguien que se sabe capaz para un cargo ya no será capaz para desempeñar ese cargo si sabe que además de ser considerado capaz fue elegido para el cargo basado en ser rojo rojito o militar militarcito… por cuanto la sola incorporación de criterios de selección ajenos a la naturaleza del cargo, invalida el cargo para cumplir con la función originalmente requerida.

Un hueco o un problema que se llena con agua o dinero hace que los bordes se erosionen resultando en que la próxima vez haya que echarle aún más agua o aún más dinero para taparlo o resolverlo.

Un jefe que solo acepta alabanzas produce insolencias.

Los tres principios expuestos garantizan que un régimen como el actual se cae. El cuándo depende de cuando se le acaben los recursos para “echarle aún más dinero a los problemas” y de la capacidad de la oposición en ofrecer algo convincentemente mejor. Con una oposición que fuere más proposición que busca-posición y menos contralotodo, sabelotodo y cursi, Venezuela ya tendría un gobierno de seguro “algo” mejor.

¿Qué hizo este gobierno con la bonanza petrolera de los últimos años? El cacique de turno dice ahora que “El petróleo fue una maldición porque nos acostumbramos al dinero fácil” y tiene toda la razón; él debe saberlo más que nadie, él fue quien más se acostumbro a la idea de manejar nuestras resultas petroleras a favor de su agenda. El pueblo, como siempre, creyéndose obligado a ello, por cuanto nadie quiere informarle de otras opciones, solo siguió acostumbrado a bajar la cabeza ante quien maneja la chequera.

Y ahora cuando el cacique anuncia la devaluación formal de lo que lleva años devaluado y devaluándose, y no obstante que un ministrillo se burle de nosotros diciendo que es “para incrementar la competitividad del café y del cacao”, todos sabemos que eso solo está dirigido a satisfacer la adicción del cacique al dinero nuestro.

El cacique, de entrada se queda con todos los dólares de nuestras resultas petroleras y paga los servicios que adquiere en Venezuela con cupones de la tienda Venezuela, bolívares, emitidos por el Banco Central a cambio de algunos de sus dólares. Luego al parecerle que al Banco Central le quedan demasiados dólares, vuelve a llevarse otra parte de esos mismos dólares y nos deja en el aire con bolívares sin respaldo. Y además nos estrega en cara sus vagabunderías cuando anunciando la devaluación formal simultáneamente anuncia que le quitará dólares de reserva al BCV por cuanto sus reservas exceden de lo que él considera necesarias.

El cacique nos ha dejado además ante el mundo como una nación de débiles mentales capaces de ser engañados por la simple colocación del adjetivo “fuerte” a los bolívares que él debilita. Leo la tasa el cambiaria del “Venezuela Bolívar Fuerte” en el Financial Times… y ruego que a nadie en ese periódico se le ocurra la idea de traducirlo.

Por el otro lado, éste no es el primer gobierno que nos engaña, por lo que pregunto… ¿seguiremos confiando tanto en nuestros próximos caciques como para seguir entregándoles los dólares de nuestras resultas petroleras a sabiendas que con estos nos subyugarán, o nos resistimos a ello? Yo, sin dudas, voto por la resistencia ya que solo ello nos puede traer un gobierno “verdaderamente” mejor… un gobierno que gobierna para nosotros con lo que le damos en impuestos, y no un gobierno que altaneramente nos redistribuye lo que ya debería ser nuestro.

El Universal