enero 21, 2010

A cerrar filas

Pobre Haití, el país más pobre del continente americano, está sufriendo los más horribles destrozos físicos, humanos y sociales a causa del sismo que lo sacudió. Por falta de recursos, económicos e institucionales, Haití es incapaz de darle una respuesta autónoma a las exigencias del momento. Por suerte Haití está por lo menos recibiendo algunos recursos y apoyos externos enviados por un mundo deseoso de ayudar. Todos, exceptuando algunos psicópatas, saben que nadie esperar recibir algo a cambio de tales ayudas.

Venezuela, uno de los países más ricos en recursos del continente americano, está igualmente sufriendo el impacto de varios sismos, de movimientos lentos pero poderosos, provocados por la naturaleza inepta de su gobierno actual. Algunos de estos sismos pueden causar destrozos que también podrían hacer requerir de la ayuda internacional. Basta pensar en lo qué pasaría si el gobierno, jugándosela el todo por el todo, no llegase a cortar el suministro eléctrico del Caroní a tiempo de ser necesario, y deja al país sumido en una total y prolongada oscuridad. Venezuela recibiría entonces también muchas ofertas de ayuda internacional “solidaria”, pero en ese caso sabemos que la gran mayoría de estas, o más bien todas, serían un carácter extremadamente interesado.

Si nos queda una pisca de sensatez y amor por nuestra patria, necesitamos urgentemente lograr cerrar filas, entre todos, para minimizar las heridas que puede causarnos los mordiscos de esas hienas que siempre se asoman apenas intuyen la existencia de unos cadáveres jugosos.

¿Cómo se cierran filas entre quienes no se soportan los unos a los otros? Pues comenzando por reconocer que al momento de explicar las razones de un país desunido, resulta completamente irrelevante si las fuerzas divisionistas provienen de la derecha o de la izquierda… es más, los extremos se apoyan los unos a los otros, y hasta se necesitan. Somos nosotros, los del medio, a quienes, si queremos una filas cerradas, nos toca mandar a callar a los extremos. Permítanme unas ideas sobre el cómo de ese cierre… y perdónenme lo evidente.

Necesitamos buscar rápido una Asamblea representativa y respetuosa de las minorías, una Corte Suprema de Justicia responsable ante los ciudadanos, un CNE que exuda neutralidad por todos sus poros y una Junta Directiva de PDVSA capaz y que entienda la necesidad de resolver sus problemas a la luz del público.

Necesitamos conseguir que impere la Ley y a tal fin no veo mejor manera que buscar confiscarle los bienes y enviar a prisión a un número no muy reducido de bandidos corruptos, digamos los peores mil; y construir cárceles dignas, a las cuales jueces respetuosos de los derechos humanos puedan enviar sus sentenciados.

Necesitamos insuflar el país con un nuevo paradigma de gobierno capaz de producir una visión país con legítimas posibilidades de ser exitoso. Estoy convencido que tal cambio de paradigma debe incluir el trasladar del Estado a la ciudadanía, sobre un periodo prudencial, la responsabilidad total por el manejo y la siembra de las resultas petroleras.


Mientras ¿Qué hacemos con el gobierno? ¡Dejarlo ahí responsabilizado por el desastre! No permitamos que se nos escape en un referéndum, o en pijamas a brazos de un premio Nobel de la Paz y de donde, una vez pasado lo peor de los sismos que provocaron, puedan aspirar un retorno. Ya así tanto lo quisiesen ellos.

El Universal