abril 11, 2013

Evitemos La Gran Vergoña

El pasado jueves mi artículo se titulaba "Señor Maduro... permítame preguntarle". En ese planteaba el dilema para el chavismo de tener que declarar parte de las deudas contraídas por Chávez como ilegítimas u odiosas. Como suele ocurrir, cada vez con más frecuencia, me llegaron mensajes de chavistas insatisfechos asegurándome que esa deuda no era culpa de Chávez, sino de "Los Ineptos". 
Dado que Chávez metía la mano en todo, ese argumento es débil. Le recordé a los insatisfechos que tendrían más credibilidad de haberse reunido alrededor de un chavista rectificador. Pero, el apoyar a Maduro, quién se declara tan satisfecho con lo logrado, y que sigue gobernando con la mesma pandilla de ineptos, y que además no asume sus propias decisiones echándole el muerto al muerto, resulta demasiado incoherente. 
¡No! Democracia y testamentos no armonizan... ¿O es que mañana piensan elegir a quien el hoy Príncipe Maduro quiera? 
¿O será que el apoyo de "los insatisfechos" a Maduro sólo busca facilitar la limpieza del chavismo? Si pierde, la limpieza se ejecuta ya, y si gana, esa vendrá poco después, cuando el tsunami de calamidades que se nos viene encima expulse a Maduro y a los ineptos.
Por supuesto, con una Venezuela llena hasta los teque-teque de necesidades, y tan vaciada de recursos líquidos, hay que ser algo loco para querer gobernar. Quién se atreva a ello, aun cuando lo haga de maravilla, corre el riesgo de que se le culpe por los sufrimientos que resulten de un horrible legado. 
Y es por ello que debemos agradecerle a Henrique Capriles que con tanto coraje y entusiasmo, voluntariamente haber asumido el reto. Eso podrá salvarnos de pasar La Gran Vergoña de tener que explicarle al mundo, y a nuestros nietos, cómo Venezuela, en el siglo XXI, eligió a alguien tan dominado por Cuba, que echa tantas mentiras frescas, que carece por completo de la experiencia y de los conocimientos necesarios para gobernar, que abusa del poder del Estado, y que hasta sólo como candidato, ya amenaza con lúgubres maldiciones. 
Así que el domingo hay que asegurar que nuestros votos se cuenten, y una vez asegurado el triunfo de Capriles, pedirles a todos los testigos de mesa que pasen a vigilar las bóvedas del Banco Central, para que nadie se lleve el oro depositado ahí por Chávez, si es que aún está. 
Y luego pedirles la colaboración a los chavistas insatisfechos y a los militares constitucionalistas para que durante la transición no pase nada grave en Pdvsa. 
Y luego integrar, junto a chavistas insatisfechos, una junta ciudadana para determinar cuáles deudas son ilegitimas y cuales son odiosas. 
Y luego cobrarle rapidito a Cuba nuestras acreencias, antes que las declaren como ilegítimas y odiosas. 
Y luego pedirle a la juventud chavista y no chavista que le explique al país cuánto se le regala al que llena el tanque de gasolina, y para cuantas cosas tanto más importantes y justas se pueden usar tales recursos. 
Y como lo prometido es deuda, el día que asuma Capriles la presidencia, y sin que signifique que me rehúse a colaborar en lo que pueda, seguiré en esa oposición que busca impedir que nuestras resultas petroleras concentren tanto poder en tan pocas manos... para que más nunca puedan ser abusadas por otra agrupación de enchufados. O, citando a Leonardo Padrón, "te advertimos poder, no esperes mansedumbre". 
Soy venezolano (no soy ni de Cuba ni de Miami), soy progresista, y espero ser movilizador. Les ruego, démosle un voto de confianza a Henrique Capriles.